La cabeza está atestada de pensamientos, parece que falta el aire y se sufre un agotamiento excesivo. Así se vive el estrés. Y este tipo de malestar se empieza a notar con mayor intensidad durante esta época del año. Pensar dónde y con quién festejar las Fiestas, los balances internos y el apuro por concluir una etapa “de la mejor manera posible” hacen que aumenten las consultas de gente que padece trastornos de ansiedad durante el mes de diciembre. Así lo aseguran desde el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).
“Todo cambio provoca estrés, nadie escapa a ello: exámenes, fiestas laborales, eventos sociales a los cuales es necesario asistir, momento de balances, época de replantear proyectos a futuro, encuentros con familiares, amigos, etc. A todo ello se le suma el cansancio acumulado durante el año, lo cual hace que el individuo disponga de menor energía y recursos para afrontar cada situación cayendo entonces en el agotamiento”, explica la licenciada Martínez Castro, directora del CEETA.
Por su parte, la psicóloga Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina destaca que, si bien para algunos las Fiestas son una oportunidad para festejar un cierre positivo para otros pueden constituir momentos sumamente difíciles. “Hay quienes experimentan depresión por lo que se va, por un año más transcurrido y por la incertidumbre de lo que nos depara el futuro”, subraya la especialista.
¿Hay forma de combatir esa oleada de ansiedad y malestar?“Primero no preocuparse por las cosas pequeñas y segundo recordar que casi todas las cosas en esta vida son pequeñas”. Ésa es, según escribió alguna vez el famoso escritor Adam Jackson, la mejor fórmula. En lo que respecta puntualmente a las Fiestas, Guraieb sugiere “no idealizar el espíritu navideño y poder animarse a pensar y decidir con quién se quieren pasar estas celebraciones”. La médica psicoanalista Liliana Beatriz Novaro comparte esta idea y añade: “las buenas compañías y los buenos vínculos afectivos son fuente de bienestar profundo y alejan la angustia en todas las épocas de la vida”.
De todos modos, desde CEETA remarcan que el estrés no siempre es sinónimo de mala palabra. Se trata de una respuestafisiológica o psicológica que manifiesta una persona ante una estímulo ambiental. No está mal tenerlo, lo que no hay es que «sufrirlo». Cuando el estrés incapacita o dificulta el normal desenvolvimiento de la persona, es ahí donde hay que consultar con un especialista. Por eso es vital entender que hay dos tipos de estrés. Por un lado está el estrés positivo o eutres, que es una respuesta adecuada al entorno y es el que permite el funcionamiento del organismo. Resulta indispensable para el funcionamiento y desarrollo del ser humano.
Pero hay otro tipo de estrés, llamado distrés, que es negativoy se dispara cuando las demandas, ya sea por ser excesivas, muy intensas o prolongadas, superan la capacidad de resistencia y adaptación de la persona. Este tipo de estrés es el que hay que combatir porque es el que ocasiona malestar corporal y psicológico. Pero para poder lidiar con él, primero hay que identificarlo y comprender que se manifiesta de diversas formas.
Síntomas de estrés negativo:
Físicos: taquicardia , aumento de la tensión arterial , palpitaciones, opresión en el pecho, palidez, sensación de ahogo, ritmo respiratorio acelerado, dificultad para respirar, nauseas, dificultad para tragar o sensación de atragantamiento, diarreas, aumento o disminución del apetito, sensación de falta de aire, cólicos intestinales, aerofagia o tragar aire, orinar frecuentemente, sequedad de boca, sudoración excesiva, sensación de desmayo inminente, temblores, hormigueos, cefaleas, dolores y contracturas musculares, hipersensibilidad a ruidos, mareos e inestabilidad , fatiga y agotamiento excesivos.
Cognitivos: ansiedad o angustia, sensación de inseguridad, aprensión, preocupación, sentimientos de inferioridad, incapacidad para afrontar situaciones, sentimientos de amenazas, anticipación de peligros, Indecisión , apatía , pérdida de objetividad y de la capacidad para pensar con lucidez.
Conductuales: Inquietud o hiperactividad, parálisis motora o inmovilidad, movimientos torpes, temblorosos, desorganizados, tics, tartamudeos, comportamientos de evitación o alejarse de situaciones temidas.
¿Cómo combatirlo?
1) No preocuparse por aquello que no se puede controlar.
2) Hacer algo con relación a lo que sí la persona puede manejar.
3) Prepararse lo mejor posible para posibles situaciones a enfrentar, que son agentes de estrés, como exámenes, entrevistas laborales, eventos sociales y otras.
4) Pedir ayuda en vez de creer que uno puede hacerlo todo solo.
5) Aprender a delegar y no creer que “yo lo hago mejor que los demás”.
6) Fijarse metas cortas y realistas.
7) Llevar un registro escrito de las tareas que se van a realizar para que no ocupen lugar en nuestra mente.
8) Jerarquizar las actividades según el grado de importancia.
9) Lograr comunicarse asertivamente para evitar «malos entendidos» y poder expresar correctamente lo que queremos decir.
10) Intentar dejar de lado las multitareas, abocarse a un tema por vez, para destinarle a cada cosa el tiempo y la atención que se merece.
11) Hacer actividad física.
12) Seguir una dieta balanceada de acuerdo a las necesidades calóricas de cada uno
13) Corregir pensamientos catastróficos
14) Procurarse pequeñas satisfacciones cotidianas: descanso, pasatiempos, actividades sociales y recreativas.
15) Rescatar los aspectos positivos de las situaciones y no sólo centrarse en los negativos.
16) Asegurarse de dormir lo suficiente. Los buenos hábitos de sueño son una de las mejores maneras de manejar el estrés.
17) Adoptar un estilo de vida que respete nuestras necesidades biológicas, psicológicas y sociales
18) Evitar la queja dado que la misma no nos permite definir el problema ni encontrar una solución o cambio a lo que nos preocupa.
19) Escuchar al cuerpo cuando nos pida que disminuyamos la velocidad o que tomemos un descanso.
20) Realizar meditación, yoga o ejercicios de respiración o relajación
FUENTE www.clarin.com