A escasas dos semanas de conmemorarse el «Día de Muertos» en Oaxaca, los productos de la temporada van llegando poco a poco. Los pasillos de los principales mercados de la capital comienzan «a oler a muertos». En las afueras de los mercados «Benito Juárez» y «20 de Noviembre», ubicados en el Centro Histórico, humildes mujeres venden escuetos ramos de flores de cempasúchil a diez pesos, en el regateo lo rebajan hasta en «dos por quince».
En los pasillos, madres de familia comienzan a preguntar por los precios. «¿Cuánto el kilo?, ¿cuándo llega la jícama?, ¿a cómo la manzana y el tejocote?».
Pedro es trabajador de un local ubicado en el «Benito Juárez», dice que los precios todavía no se fijan, «pues falta ver qué es lo será más difícil de transportar o lo más lejano». Él, como varios de sus compañeros comerciantes, sostiene que el alza de la gasolina impactará negativamente en los precios pues incrementará el costo del traslado.
Comenta el caso de la cebolla: «ayer estaba a 15 y hoy ya está a 30, subió diez pesos de un día para otro, y eso que apenas vamos a ver como nos ajustamos para la temporada de muertos».
En el Mercado de Abasto «Margarita Maza de Juárez», Doña Sara Gómez, Leonela Martínez y Clementina Valeriano, tres madres de familia de diferentes comunidades de los Valles Centrales comienzan a «monitorear» los precios en la ciudad capital, pero por el momento solo se llevan unos kilos de manzana, plátano, y algunas verduras como tomate y lechugas, pues el gasto fuerte vendrá en un par de semanas más.
Las tres son de diferente nivel socioeconómico, y coinciden en que el precio por instalar el altar de muertos varía entre los 600 y mil 200 pesos, «y éso si tomamos en cuenta que sería un altar muy chiquito, muy raquítico», dice doña Leonela, oriunda de Zimatlán de Álvarez y con dos hijos en los Estados Unidos.
«A mí, mis dos hijos me mandan pa’l altar, ellos no pueden venir por el momento, porque uno ya se juntó allá con una muchacha, tiene un bebé, y el otro es soltero pero está muy difícil que vengan por ahora», resalta.
Doña Leonela destinará aproximadamente mil dos pesos para su altar, porque dice que para ella la festividad del 1 y 2 de noviembre es incluso más importante que la Navidad o Año Nuevo.
«Yo ya soy sola, mis hijos ya están casados o en el Norte, ¿qué me queda?, además tengo que poner mi altar porque desde que éramos chiquitos eso me enseñó mi mamá», asevera.
El caso de Sara Gómez y Clementina es distinto. Ellas cuentan con sus esposos, pero ambas tienen hijos en edad escolar y a pesar de que reconocen que hay muchos gastos que hacer, las mujeres aseguran que no pueden dejar pasar esta celebración. «Aunque sea significativo, pero cada año, en mi familia no dejamos de poner altar», comenta una de ellas.
En el mercado los precios van subiendo con los días. En algunos puestos el kilo de mandarinas se vende en 10 pesos, en otros se ofertan a 25 por 15 pesos. El kilo de plátano dominico está a 20 y la bolsa de cacahuates también al mismo precio. Las calabazas para preparar en dulce se venden desde los 25 en adelante, dependiendo del tamaño.
En tanto, el kilo de manzana criolla, traída de comunidades serranas o incluso de localidades de Valles Centrales, cuesta entre 15 y 20 pesos, mientras que una cubeta pequeña de tejocote vale unos 10 pesos. Las calaveras de amaranto de tamaño regular cuestan entre 5 y 25 pesos, dependiendo también de los ingredientes, –hay algunas con chocolate y dulces de calabaza–, la caña se puede comprar en 15 pesos por unidad o en dos por 25 pesos. Una canasta pequeña con capacidad de unas seis jícamas se vende en 50 pesos, mientras que el ciento de nuez vale cuarenta pesos y el almud de cacahuate en 35.
fuente noticiasnet.mx