Una investigación de la literatura médica reveló que sumar ejercicios a un programa alimenticio para niños y adolescentes obesos no les ayuda a adelgazar más.
“Cambiar la dieta, mejorarla, para reducir el consumo de calorías, es lo más importante para que niños y adultos adelgacen”, dijo Gary Bennett, experto en prevención de la obesidad de la Duke University, en Carolina del Norte.
“El ejercicio también es importante, pero pienso que, a veces, exageramos su relevancia”, agregó.
Un equipo analizó los resultados de 14 ensayos clínicos en los que niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad participaron de un programa con dieta y ejercicio o con dieta únicamente, durante un periodo de entre seis semanas y seis meses.
En la mayoría de los estudios, los participantes tendían a tener valores más bajos de IMC y masa grasa después de finalizar ambas intervenciones. El ejercicio aeróbico, como trotar o bailar, combinado con una dieta reducida en calorías, no influyó demasiado en los resultados.
Sin embargo, los niños que habían realizado ejercicios de resistencia perdieron más grasa corporal que los que no habían hecho ejercicio. Una hora o menos semanal de ejercicios de fuerza estuvo asociada con un 0,5 por ciento menos de grasa corporal y un mayor aumento de la masa muscular.
“El ejercicio no sólo ayuda a quemar calorías, sino que ayuda a aumentar la masa muscular, lo que es positivo en el largo plazo cuando se adelgaza o hay que mantener el peso”, dijo por correo electrónico la autora principal del estudio, Mandy Ho, de la Universidad de Sidney, Australia.
“Eso es especialmente importante en la niñez porque la restricción excesiva de alimentos tendría efectos adversos en el crecimiento y el desarrollo”, agregó.
El equipo de Ho detectó una mejoría en los niveles de colesterol y azúcar en sangre, incluidos la insulina y el colesterol HDL (“bueno”) con el ejercicio. Pero la dieta provocó variaciones aún mayores en otras determinaciones, como la del nivel de colesterol LDL (“malo”).
En muchos estudios, los niños recuperaron su peso inicial y los efectos positivos en los niveles de colesterol o glucosa en la sangre desaparecieron al finalizar la intervención, según publica el equipo en JAMA Pediatrics.
Obviamente, ayudar a los más jóvenes a adelgazar, y en especial a no volver a engordar, es un gran reto.
Un estudio reciente halló poca evidencia de que las intervenciones hogareñas pudieran mejorar el IMC.
Para Bennett, los programas más efectivos serían, probablemente, los que modifican los hábitos alimentarios y físicos. El especialista agregó que “la dieta es fundamental”en los hogares con niños obesos y aconsejó a los padres a concentrarse en eso.
fuente spanish.china.org.cn