1. Usa Ventiladores
vale, están anticuados, pero el coste en energía de un ventilador es bastante reducido y dos o tres de estos aparatos bien situados proporcionan un ambiente agradable mucho más sano y económico que el que crea un sistema de aire acondicionado. Particularmente os recomiendo los ventiladores de techo, que a la hora de dormir son estupendos, pero en general cualquier aparato (los venden por menos de 10€ en menaje del hogar, mediamarks y sitios así) aporta, aunque sea simplemente moviendo el aire, una agradable sensación de que la temperatura ha descendido entre 3 y 4 grados, y además es bastante más sano que otros métodos.
Aclaración de Anisótropo: Aunque la intuición de muchos les lleve a pensar que un ventilador lo único que hace es “remover el aire caliente” (cosa que hace en realidad), me gustaría aclarar que según la termodinámica ese flujo de aire, simplemente por ese hecho –ser un flujo–, disminuye la temperatura con respecto a la que tenía antes de ser removido.
2. El mejor modo de evitar el calor en verano es impidiendo que entre a casa
Evita los colores oscuros en ventanas, tejados, paredes, etc. Los mejores colores son blanco y aluminio porque reflejan los rayos solares. Mantener las persianas semibajadas y las ventanas cerradas durante las horas calurosas del día ayuda mucho a que el calor no entre. Si vas a recubrir de aluminio tu terraza, por ejemplo, mejor de blanco que de dorado o negro.
3. Aprovecha las horas más frescas
Siguiendo la filosofía del método anterior abrir las ventanas y persianas entre las 4 y 8 de la mañana puede refrescar la casa unos cuantos grados que ayudarán a mantener la casa más fresca durante el día.
4. No solo el sol desprende calor
Los aparatos electronicos, las bombillas, el horno, el tostador, etc son fuentes de calor más importantes de lo que aparentan. Particularmente importante es situar los termostatos y extractores del aire acondicionado lejos de cosas como la TV o alguna lampara o evitar cocinar a las horas más calurosas.
5. La sombra es el lugar ideal
Arboles, toldos y en definitiva elementos que proporcionen algo de sombra son muy importantes. Elementos aislantes como ventanas tipo Climalit o Aislamientos en los tejados también resultan al final una inversión porque reducirán nuestro gasto en aire acondicionado. Si no puedes aislar siempre puedes recurrir a cortinas en las ventanas, evitar alfombras, etc.
6. Huye de las alturas
En verano es mejor un sotano que un ático, si puedes usa el salón de abajo y no el de arriba.
7. La humedad del aire da más sensación de calor
En contra de lo que pueda parecer la humedad del aire en verano es incómoda: despidete de humidificadores, evita lavar y tender ropa en el interior, cocer alimentos, etc.
8. Cambia tus horarios
Si es posible levántate más temprano, o acuestate más tarde. Durmiendo la temperatura corporal se reduce y no se pasa tanto calor.
9. Optimiza el uso del aire acondicionado
Regula el termostato entre 24 y 26° C, y nunca por debajo de 22° C (consume más energía y aumenta la posibilidad de resfriados e infecciones respiratorias), manten limpios los filtros, apaga el aparato cuando no haya nadie en casa, manten cerrados los espacios en los que esté conectado el aire y, si aún es posible, elige un aparato de consumo energético clase “A”, además de estár subvencionados la diferencia de precio que hubiera se compensaría enseguida por la reducción de la factura de la luz.
10. Aprovecha el entorno
Aprovecha las horas de más calor para ir de compras al centro comercial (pasarás frío), ve a la piscina, bebe mucho agua, toma helados, etc
Truco japo de Kuko
Solución simple, económica y ecológica: Cojes una toalla, la mojas en agua fría, la exprimes un poco, y te la cuelgas al cuello y pasando por el interior de la ropa. repite la operación cuando esta se seque. Esto hacen los obreros japoneses que trabajan en pleno sol.