Hablar de la nueva Ley General de Educación implica para el investigador Porfirio Santibáñez Orozco reconocer que es una reforma incompleta que no contempla a madres, padres ni alumnos, “son voces que no se están escuchando”.
Con la claridad de que “una cosa es la Ley y otra lo que sucede en la realidad”, recordó que pueden existir ciertos límites constitucionales, pero el reto es al momento de convertirlos en políticas públicas.
“Había una ley hecha totalmente al margen de la población y sin considerar los factores que intervienen en la educación, con un sesgo laboral y sindical; ahora ha cambiado un poco con el nuevo gobierno al integrar al magisterio, pero todavía falta integrar a los padres y alumnos, porque son voces que no se están escuchando”, abundó.
“Los países desarrollados que por decisiones de Estado desde hace muchos años le apostaron a la educación tienen otros resultados y eso en México no sucede porque sólo se destina el 2 por ciento del Producto Interno Bruto a este rubro”, analizó.
«Meritocracia»
Ese dinero, insistió, se debe considerar una inversión a futuro, tanto en infraestructura, como en servicios, pero por el contrario se arrastra desde el Siglo XX esa deficiencia que impide ver a la educación “como algo prioritario” donde no se priorice “tener buenas relaciones o palancas”.
A su vez, el presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C., Jorge Oropeza, consideró que “independientemente del contenido de los actuales proyectos aprobados en la Cámara de Diputados sobre las tres leyes secundarias de la Reforma Educativa 2019, creemos que la discusión está fuera de ruta”.
Lo anterior porque el debate laboral se antepone el pedagógico; “no hemos visto discusiones que giren en lo educativo, lo curricular y el impulso de los aprendizajes-clave”.
Tampoco se ve un énfasis en dos grandes pendientes, la educación indígena y la especial, además de que “la clave será la implementación y que el Estado mantenga la Gobernanza del Sistema Educativo Nacional, no nada más en papel sino en la práctica. Una reforma es efectiva por su implementación más que por su legislación”.
FUENTE REDACCIÓN