Salina Cruz.- El puerto de Salina Cruz, uno de los más grandes del sur del país que ha tenido una millonaria inversión rumbo a su modernización, está convertido en un cementerio de aerogeneradores.
Por su ubicación, actualmente el puerto mantiene la conexión con la súper carretera a través de un moderno viaducto construido durante el periodo del expresidente Felipe Calderón, quien inauguró esta vía de acceso.
Las piezas de los aerogeneradores, que llegaron a bordo de buques especiales, procedentes de China, están apiladas en dos patios especiales, donde antes fue una cancha de futbol conocida como Las Lanchas.
Aunque el puerto no ha tenido un repunte en el movimiento de cargas, comparado con otros puertos del país, el de Salina Cruz ha servido como bodega de mercancías.
Los aerogeneradores, propiedad de empresarios españoles, arribaron vía marítima hace dos años al puerto con la intención de ser utilizados en el parque eólico de Mareña Renovables.
Este complejo eólico, estaba considerado como el más grande de Latinoamérica, con más de 132 aerogeneradores con capacidad para producir cerca de 396 megawatss de energía eólica.
En un principio, se tenía prevista la construcción del parque eólico en la zona conocida como Barra de Santa Teresa en la zona lagunar del Istmo de Tehuantepec.
Ahí, la empresa eólica Mareña Renovables pretendía invertir 13 mil millones de pesos para la instalación de 132 aerogeneradores de energía a través del viento, pero los trabajos llevan dos años de retraso, y prácticamente el proyecto se vino abajo.
La franja de Barra Santa Teresa, es una zona de playa en la laguna superior del Istmo, considerada “sagrada” para los indígenas ikoots y zapotecas.
Los aerogeneradores estaban proyectados instalarse en comunidades de Álvaro Obregón, San Dionisio del Mar y Santa María del Mar, sin embargo, mostraron su rechazo al parque eólico que pretendía ser el más grande de Oaxaca.
En su oportunidad, Andrew Chapman, director general de la empresa dijo que si no existen las condiciones para ingresar a trabajar, existe la posibilidad que la inversión se pierda.
El representante de los inversionistas señaló que son muchas las bondades que ofrece el proyecto e incluso, dejaría una gran derrama económica a las comunidades involucradas, pero hasta hoy nada se ha concretado.
Dijo que durante la construcción y operación del parque eólico, la zona lagunar no sufrirá daños y tampoco afectará la labor de los pescadores, pero los indígenas zapotecas y huaves no permitieron el ingreso de los trabajadores.
Incluso, se enfrentaron con elementos de la Policía Estatal que pretendieron ingresar a la zona, protegiendo a los trabajadores para iniciar el proyecto.
En el Istmo de Tehuantepec, se encuentran instalados 16 parques eólicos en comunidades como La Ventosa, La Venta, Santa Rita, La Mata, Unión Hidalgo e Ingenio Santo Domingo, convirtiéndose en la zona del país con mayor potencial eólico por los constantes vientos que azotan en la región.
Sin embargo, el proyecto se vino abajo por la resistencia de los campesinos, quienes desecharon la anuencia para el arrendamiento de sus tierras.
Los propietarios tomaron la decisión de vender las piezas cuyo costo está valuado en más de 2 mil millones de euros cada uno, pero que hoy están a la intemperie, en espera de nuevos clientes.
De acuerdo con fuentes confiables, algunos de esos 150 aerogeneradores ya han sido adquiridos por empresas particulares para ser instalados en Filipinas y Centroamérica, para dar paso a nuevos proyectos eólicos que no pudieron ser concretados en Oaxaca.
A pesar del hermetismo que ha guardado el personal de la Administración Portuaria Integral, se supo que los propietarios pagan una simple renta por el almacenaje de sus piezas.
Se trata de aproximadamente 150 aerogeneradores y 450 aspas, que pueden ser vistas desde lo más alto del cerro de la ciudad porque no se permite el paso a los medios de comunicación al recinto portuario.
Para hacer maniobras y trasladarlas de un lugar a otro y evitar que sufrieran daños, se tuvo que utilizar modernas grúas de empresas ajenas a la Administración Portuaria Integral (API).
Sobre el movimiento portuario, los empresarios navieros y agentes aduanales prefieren no hablar al respeto, por temor a represalias.
Los aerogeneradores permanecen como testigo mudo del silencio que guarda el puerto ante la falta de movimientos.
fuente imparcialoaxaca.com.mx